sábado, 14 de enero de 2012

HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA (Parte II)


Fechner (1801-1887): psicólogo alemán. Contribuyó a la psicología con la Ley de Fechner formulada de la siguiente manera:
S = K * loge E + C
(S = sensación, E = estímulo y K = una constante, la constante de Weber, distinta para cada modalidad sensorial)
Dicha fórmula explica la relación entre el mundo físico y el psicológico, entre el estímulo físico y la sensación subjetiva, para poder medir cuantitativamente la dimensión subjetiva o psicológica. Para medir esto, era necesario encontrar un punto de origen y una unidad de medida, el punto de origen fue definido con relación al umbral absoluto que es el valor del estímulo físico que produce una sensación mínima y la unidad de medida se define con relación al umbral diferencial que es la cantidad de cambio en el estímulo físico capaz de producir una diferencia perceptible. Fue una de las primeras aportaciones a lo que se conoce como “Psicofísica”.



Fue Watson (1878-1958) quien resaltaría la conducta como objeto específico de estudio de la psicología, lo que se conoció como “conductismo”. Defendía que el único método objetivo era la medición de la conducta a través de los estímulos observables, todo lo no-observable era instropección y por lo tanto carecía de objetividad.
Fue célebre por su conocido experimento con “el pequeño Albert” que era un niño de once meses de edad al que utilizó como sujeto experimental para probar su teoría sobre el condicionamiento al miedo. Watson pretendía demostrar cómo los principios del condicionamiento clásico podían aplicarse en la reacción de miedo de un niño ante una rata blanca que inicialmente no provocaba en el niño ninguna reacción aversiva, cómo podría generalizar esta conducta a otros estímulos similares y cómo eliminar dicha conducta.

El experimento consistía en presentar al niño un objeto de color blanco al tiempo que un ruido fuerte. Después de varios ensayos, el niño sollozó ante la presencia de una rata y posteriormente generalizó su respuesta a otros estímulos: un perro, lana, un abrigo de piel,... El experimento no pudo llegar a terminarse, no alcanzándose la fase de descondicionamiento... Las cuestiones éticas que generó este experimento fueron el inicio de lo que hoy conocemos como “Código Deontológico del Psicólogo”

El trabajo más importante de Watson fue su artículo titulado: “La psicología desde el punto de vista conductista” en el que se explicarían los postulados básicos de esta nueva corriente y que daría el punto de partida al conductismo.


Skinner (1904-1990) psicólogo propulsor del condicionamiento operante que se entiendo como la teoría del aprendizaje que explica la conducta voluntaria del cuerpo en su relación con el medio ambiente y está  basada en un método experimental. Lo que viene a decir es que ante un estimulo se produce una respuesta voluntaria que puede ser reforzada de manera positiva o negativa provocando que la conducta operante se fortalezca o debilite. Es la operación que incrementa la probabilidad de respuesta o conducta en relación a un estímulo discriminativo y a otro llamado reforzador. Siempre hay una relación de contingencia. También consideró al aprendizaje por castigo y por extinción de los refuerzos como influyentes en la conducta.
Si por algo es conocido Skinner es por “la caja de Skinner”, es uno de sus experimentos más famosos con los que estudió la formación de la superstición en palomas. Lo que hizo fue poner a palomas hambrientas dentro de una caja unidas a un mecanismo automático que les suministraba comida a intervalos regulares independientemente de lo que la paloma hiciera (entrenadas previamente). Dicho experimento parece mostrar que las palomas se comportaban como si hubiera una relación causal entre su comportamiento y la administración de comida, relación inexistente.
Si traspasamos estos resultados a la conducta humana, se observa que unas pocas situaciones azarosas entre un hecho y sus consecuencias favorables o no, son suficientes para establecer un comportamiento determinado, a pesar de que no haya reforzamiento causal.  Las conclusiones de este experimento fueron muy criticadas, argumentando que lo que Skinner hizo en realidad fue un entrenamiento de condicionamiento clásico.
Puesto a experimentar, se atrevió a hacerlo también con humanos, utilizando como sujeto experimental a su propia hija, a la que introdujo en una de sus famosas cajas pero en este caso estaba acondicionada de forma distinta, era calentada, enfriada, tenía aire filtrado y era espaciosa. Según Skinner, la diseñó para desarrollar la confianza del bebé, su comodidad, hacer que llorase menos, se enfermase menos,... Además, el tiempo que la niña permanecía en la caja era similar al que podía pasar en una cuna. Las conclusiones no fueron del todo claras y ni qué decir que sobre esto se formularon muchas controversias, se habla de que a raíz del experimento su hija desarrolló una enfermedad mental y también que con el paso de los años la niña denunció a su padre por malos tratos, pero nada se confirma explícitamente sobre ambos rumores.

A mediados de los años cincuenta se promulga una crisis del conductismo, a raíz de las numerosas críticas acaecidas, como que no presta atención al inconsciente, ni a los sentimientos ni estados de la mente; tampoco tiene en cuenta la personalidad, ni la voluntad ni la intencionalidad; no explica los procesos cognoscitivos ni la intuición; entiende al sujeto como un ser pasivo; no da importancia a lo innato y no tiene en cuenta que el ser humano es un ser social. Comienza a nacer entonces una nueva corriente, el cognitivismo.

El primer libro publicado sobre psicología fue el de F.A. Carus con el título de “Geschichte der Psycologie” (Historia de la Psicología) en el año 1808. A partir de entonces se publicaron numerosos libros y también numerosos artículos y fueron naciendo las revistas y especializándose en las distintas ramas psicológicas.

Fue en España donde se fundan los primeros hospitales psiquiátricos: en Granada por Mohamed V en 1367 y en Valencia por Gilabert Jofré en 1409. En esta época, el nivel de la medicina española era superior al del resto de Europa. Hasta entonces, los enfermos mentales se encontraban en los hospitales en situaciones infrahumanas, estaban encadenados y eran golpeados. Pinel fue quien consiguió desencadenar por primera vez a los pacientes de dos hospitales de Paris. Además Pinel denominó a su terapia como moral, ya que trataba a los pacientes humanamente y hacía que éstos participaran en actividades, trabajos…



Mesmer (1734-1815): se le considera el introductor del hipnotismo, fue el descubridor de una espectacular manera de “curar” las enfermedades basándose en la sugestión. 
Llegó a París en 1778 precedido de una reputación de hacedor de milagros. Al parecer había devuelto la vista a una joven música de Viena que la había perdido.
La forma de trabajar de Mesmer era espléndida y teatral. Partía de la base de que él era capaz de acumular una porción del “fluido universal” y de transmitirlo a sus semejantes, esto es lo que se conocería como “magnetismo animal”.

La Academia de Medicina rechazó sus técnicas, pero uno de sus pacientes le ofrecio dinero a  Mesmer para montar una clínica, con la condición de revelar los secretos de su “magnetismo”. La clínica que montó Mesmer estaba instalada con gran habilidad:
-        Semioscuridad
-        Perfumes orientales
-        Músicas lejanas y exóticas
-        Decoración recargada y misteriosa
En el centro de la sala se instaló la llamada “cubeta de la salud” que era una especie de altar con una pila llena de agua. Los pacientes se sentaban rodeados por cordones que salían de la cubeta. De vez en cuando, tocaban con las manos unas varillas metálicas que estaban en contacto con el agua, las que debían apretar sobre las partes enfermas de su cuerpo. También se tocaban unos a otros en las puntas de los dedos, para hacer circular “el fluido”.  Mesmer para estas ocasiones solía vestir una túnica de seda morada y pasaba entre los asistentes tocándoles con su varilla o con sus manos en la frente y en las manos. No era extraño que durante el acto los pacientes entrasen en trances convulsivos para lo cual algunos compadres de Mesmer, bien pagados, daban el pertinente ejemplo. Esto no está tan alejado de lo que se conoce hoy en día como “santones” y esas varillas metálicas con fluidos no son más que las pulseras magnéticas que se venden todavía que generan en la persona que las lleva una “supuesta” vitalidad (imagen posterior).
Sea como fuere, el caso es que Mesmer se hizo el “hombre de moda”, y su consulta tenía listas de espera incluso.
Ante las apasionadas discusiones entre partidarios y críticos, el Rey encargó a una comisión de científicos que analizasen el trabajo de Mesmer. Los resultados fueron negativos para Mesmer. Se publicó un informe que revelaba que algunos de los tratamientos eran claramente inmorales, y que no era infrecuente que bellas damas, sugestionadas por el santón, acabasen en una sala acolchada llamada “sala de las crisis” donde Mesmer calmaba sus nervios mediante la aplicación de una vara propia enteramente natural.
Al ver que venían malos tiempos para él, Mesmer volvió a Alemania. A pesar de sus evidentes falacias, el método de Mesmer fue un indiscutible precursor de futuras investigaciones y aplicaciones en el campo de la medicina psicosomática.

En 1892 se fundó la “American Psychological Association” (APA) formada por Stanley Hall, J.M.Baldwin y James Mckeen Cattell.

                                                   

                                                                                                                                                                      [CONTINUARÁ...]

HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA(Parte I)


Todo comienza en Grecia, donde los primeros filósofos como Tales de Mileto, Heráclito, Anaxímenes, Anaximandro, Empédocles… comenzaron a tratar las formas del ser y utilizaban el término “psyché” para referirse a la relación entre el espíritu y la materia.


Pero fue Aristóteles (384-322 a.c.) el más destacado entre ellos. Como muchos sabemos, este hombre escribió cerca de 200 tratados, pero son muy pocos los que se conservaron y en consecuencia, los que llegaron hasta nosotros, más o menos 31 de esos 200.  El tratado más elemental desde el punto de vista de la psicología, sería el denominado “Tratado del alma”, compuesto por treinta capítulos distribuidos en tres libros: el libro primero se compone de cinco capítulos, el libro segundo de doce y el libro tercero de los trece capítulos restantes.
Ni que decir que Aristóteles no se cuestionaba si el alma existía o no, el alma no era cuestionable, simplemente él aceptaba su existencia, sin más. Además, no plantea la cuestión del alma en conexión con creencias religiosas, sino desde una perspectiva estrictamente naturalista. Aristóteles establece y afirma repetidas veces que el alma es esencia, forma específica y entidad del viviente, sus actividades o funciones vitales (comer, andar, reproducirse, tomar una cerveza,…). Con esto, establece una similitud entre alma y vida. Es curioso, que Aristóteles sigue manteniendo la imagen tradicional del cuerpo como órgano, como instrumento del cual el alma se sirve. Sin embargo, debemos tener claro que el sujeto que realiza las actividades vitales no es el alma, sino el viviente.
Una vez afirmada la irreductibilidad del alma, el cuadro de la explicación aristotélica de la vida queda definitivamente trazado de acuerdo con las siguientes líneas: a) El viviente se especifica y define por un conjunto de funciones (nutrición, etc.). Tales actividades o actos son, en suma, lo que denominamos vida.
Para concluir, según Aristóteles:
a) la vida es actividad, acto
b) El alma es también acto. Resulta ser la entelequia o acto primero del viviente y la vida su acto segundo.
c) Todo acto lo es de una potencia. Por ello, el acto primero (alma) y los actos segundos (funciones vitales) implican la existencia de potencias correspondientes a éstos últimos: a la nutrición, sensación, etc. que corresponden otras tantas potencias (nutritiva, sensitiva, etc.). Son las potencias o facultades del alma.

Si prestamos atención a lo expuesto, nos daremos cuenta de que Aristóteles no iba tan mal encaminado, sino que fue un exponente básico para la emergencia de lo que posteriormente se conocería como “psicología”.

Mario Bunge (1919-vive todavía), físico, filósofo de la ciencia y humanista argentino; es digno de entrar en ésta clasificación por dos aspectos principales.
En primer lugar, por  su denominado “materialismo emergente” en el que sostiene que los procesos mentales pueden entenderse de dos formas distintas:

1. Que lo mental forma un nivel de realidad propio
2. Que lo mental es una propiedad de un determinado tipo de organismo.
Bunge rechaza la primera concepción por dualista; mientras que acepta una postura monista, es decir, defiende que los procesos del cerebro y los de la mente están en una misma realidad.
En segundo lugar, y por lo que posiblemente sea más conocido aún, es por su crítica exhaustiva al psicoanálisis, entre otras. Las razones que ha ofrecido para fundamentar dicha crítica pueden agruparse en dos tipos:
        1.     Razones metodológicas: constituyen una crítica al modo de proceder de los investigadores que han desarrollado el psicoanálisis. Ese modo de proceder está reñido con los requisitos mínimos aceptados por la comunidad científica internacional para considerar que una investigación es científica. Es decir, los psicoanalistas no utilizan la estrategia general de indagación conocida como método científico. Por no hablar de la falta de control de la que carecen sus métodos de proceder.
2.     Pruebas empíricas: la crítica radica principalmente en los datos que no apoyan las ideas psicoanalíticas.
Así, Bunge considera en definitiva que el psicoanálisis es una pseudociencia, puesto que no cumple el importante requisito de consistencia externa.

Eccles (1903-1997) fue un neurofisiólogo australiano. Su aportación a nuestro campo, se centra 
       básicamente en el “interaccionismo dualista” que postula que no es posible explicar la mente y la conciencia en términos exclusivamente neurológicos, sino que va más allá. 
Este autor tiene una bibliografía excelente, se la cito al final, por si están interesados.

Karl Popper (1902-1994) filósofo australiano. Es mucha su bibliografía y son excelentes y
      abundantes sus aportaciones a diversas ciencias. Nosotros resumiremos su aportación a la psicología
      en una sola idea que sería la siguiente: “la mente consciente pertenece a un mundo distinto al que
      pertenece el cerebro.”
    
     Christian Wolff (1679-1754), filósofo alemán. Gracias a su distinción entre psicología racional que
     se caracterizaba por ser puramente deductiva y racional, y psicología empírica, basada en la
     experiencia y en la observación, se ha podido separar la Psicología de la Filosofía.


Es concretamente en el Siglo XIX cuando surge la psicología experimental como ciencia
     independiente de la filosofía.




Wundt (1832-1920), psicólogo, filósofo y fisiólogo alemán, se considera el padre de la psicología científica, puesto que fue pionero en desarrollar el primer laboratorio de psicología en Leipzig en el año 1879. Debido a esto, la disciplina alcanzó la categoría de ciencia, puesto que ya se hacía posible llevar la conciencia al laboratorio e incluirla como objeto de estudio. Según Wundt, la psicología era una disciplina que utilizaba técnicas análogas a las de la fisiología. Por lo tanto, los psicólogos no estudian el mundo exterior sin más; sino que estudian los procesos psicológicos mediante los cuales el ser humano experimenta y observa ese mundo exterior. Asimismo, los experimentadores no pueden separarse en sí de sus objetos de estudio, puesto que están estudiando sus propios procesos conscientes. En el laboratorio de Wundt, el papel del sujeto se consideraba más importante aún que el del experimentador, dado que éste era la fuente de datos. Los sujetos eran elementos psicológicamente sofisticados y muy bien entrenados. Algunas veces incluso se alternaban los roles de sujeto y experimentador; otras veces, el sujeto y el experimentador eran la misma persona. La herramienta de los psicólogos es la autoobservación experimental o introspección, pero no por ello pensemos que carece de control; pues la introspección que Wundt utilizaba era un proceso rígidamente controlado y no se limitaba a la elaboración de autorregistros únicamente, sino que comprendía medidas objetivas, como tiempos de reacción y la asociación de palabras. Fueron dos los elementos básicos que este investigador distinguió en la mente, por un lado, las sensaciones y por el otro, los sentimientos. Para ellos, los complejos y cambiantes procesos mentales eran fruto de las conexiones o síntesis creativas de esos elementos. Wundt entiende la mente como una fuerza creativa, dinámica y volitiva y afirma que nunca podría ser entendida mediante la simple identificación de sus elementos o de su estructura estática, mientras que sí a través del análisis de su actividad.
Con todos estos conocimientos, la psicología de Wundt fue conocida posteriormente como estructuralismo.
No debemos olvidar, que Wundt también fue pionero en el estudio de otra psicología un tanto distinta de la científica inicial, fue la denominada Psicología etnológica” o "Psicología de los pueblos". El objetivo de este nuevo tipo de psicología radicaba en un acercamiento a los procesos mentales superiores. El método empleado en este caso fue el análisis histórico de aspectos colectivos (lenguaje, mitos, costumbres, cultura, hechos sociales, religión, moral,…), pues la naturaleza de estos impedía su estudio mediante métodos experimentales o individualistas. Este tipo de psicología era vista por Wundt como un complemento a la psicología experimental y no lo consideraba como ámbitos excluyentes, sino como métodos distintos de la psicología. 

Hermann Ebbinghaus (1850-1909) fue un psicólogo y filósofo alemán. Destaca por sus aportaciones a la psicología en base a la memoria. Desarrolló experimentos altamente científicos y con gran fiabilidad teniendo en cuenta la época en la que los realizó. En sus estudios encontró que el aprendizaje mejoraba cuanto el material era ensayado de manera abierta en vez de sólo leído en silencio; así como también efectos de la posición serial que confirman que el material del principio y el final es memorizado con mayor rapidez que el material que se presenta en medio. Destaca por la creación de un método, el método del ahorro, cuyo uso no se practica hoy día. Además, incluyó la teoría del debilitamiento del olvido que asumía que los rastros de memoria simplemente se desvanecen con el tiempo, originando así la famosa “curva del olvido” que demostraba que el olvido se daba con más rapidez en los dos primeros días del aprendizaje que en periodos temporales más largos. Su teoría del debilitamiento del olvido fue reemplazada posteriormente por la teoría de la interferencia cuyo postulado defiende que el olvido es causado por aprendizaje nuevo que interfiere con la capacidad para recordar el aprendizaje anterior.
A pesar de las duras críticas que ha recibido, la aportación de Ebbinghaus consistió en mostrar que también en los procesos de memoria es posible el uso del método experimental, y de una forma más particular, puede darse la medición. Pues en su estudio, pudo controlar las condiciones iniciales para excluir las variables extrañas que podían influir en el recuerdo.

Alfred Binet (1857-1910) pedagogo y psicólogo francés. En sus orígenes se dedicó a la hipnosis, trabajando con el mismísimo Charcot, pero tras su primer estudio descubrió que la hipnosis carecía de los rasgos esenciales para poder ser considerada como científica. Fue entonces cuando poco a poco perdió el interés por la hipnosis y se dedicó a investigar por su cuenta, utilizando a sus propias hijas como sujetos experimentales de su investigación, fue la inteligencia su objeto de estudio a partir de entonces.
A finales del siglo XIX, seleccionado por el gobierno francés, Binet fue encargado de construir unas pruebas de inteligencia para conocer que niños eran retrasados antes de su escolarización y así poder segregarlos en grupos. Las llamó “Pruebas de inteligencia” e iban dirigidas a sujetos desde los 3 hasta los 15 años de edad. A raíz de ahí, Binet comprobó que no se podía medir la inteligencia mediante atributos físicos (tamaño del cráneo, altura,..), pero sí con una serie de tareas indicadas (comprensión y dominio del vocabulario, memoria, capacidad aritmética,…).
En un principio, Binet expuso el concepto de edad mental entendida como la capacidad promedio que posee un individuo a una edad determinada. Pero este término fue modificado por el de Cociente Intelectual (CI) que se calcula dividiendo la edad mental entre la cronológica y multiplicando el resultado por cien.
Años después, sus pruebas se tradujeron a distintos idiomas y fueron denominadas “Test de Stanford-Binet” que son tal y como se conocen en la actualidad, porque ni que decir que se siguen utilizando todavía.

Helmholtz (1821-1894) era filósofo, psicólogo y físico, influido por Fichte y Kant, cuyas teorías trató de trasladar a actividades empíricas como la psicología. Se centró más en el estudio de la parte fisiológica de la psicología como son las sensaciones, los impulsos nerviosos y la actividad muscular. Este autor inició lo que se conoce como psicología experimental.


Pinel (1745-1826) fue un médico que se dedicó al estudio de las enfermedades mentales. Trabajó en el famoso hospital de la Salpêtrière, plagado de “locos” (como ignorantemente se les llamaba en la época a los enfermos mentales). Tras numerosas observaciones, consideró a las enfermedades mentales como un desarreglo de las facultades cerebrales cuyas causas podían ser:
                Causas físicas (directamente cerebrales o simpáticas)
                Herencia
                Causas morales (fue en éstas donde Pinel se centró principalmente)
Pueden separarse en:
- Pasiones intensas y fuertemente contrariadas o prolongadas.
- Excesos de todo tipo.
Divide la locura en cuatro tipos:
1.     MANIA: el delio es general.
2.     MELANCOLÍA: el delirio es parcial, limitado a uno o varios objetos (tristeza profunda, anhedonia, …)
3.     DEMENCIA: lo que se conoce actualmente como esquizofrenia.
4.     IDIOTISMO: bloqueo de las funciones intelectuales. Lo que actualmente se conoce como debilidad mental.
Fue el primero en realizar una evaluación y un tratamiento en contacto directo con el paciente, mediante lo que se conoce como tratamiento moral. El tratamiento moral consiste en retirar al enfermo de su ambiente e internarlo en un hospital para que mediante una disciplina severa y paterna regulada por la ley médica de entonces, el enfermo recupere el control racional de su conducta. Con este tratamiento, Pinel rompe el mito existente hasta el momento de que “el loco es incurable”, aunque los primeros resultados no fuesen todo lo rigurosos que debieran.
 A Pinel se le considera el iniciador de la psicología clínica y propuso las bases sobre las que actualmente se asienta la neurociencia. Padeció de demencia arteriopática, causada por distintos accidentes cerebrovasculares.

Las clasificaciones de Pinel fueron criticadas por Squirol y Georget entre otros. El primero, modifica la clasificación pero no la metodología, aunque con el tiempo ésta también se acaba modificando. La crítica a Pinel se centra fundamentalmente en la vaga y difusa definición que hace del síntoma, centrándose más en dar una definición abstracta que en el hecho en sí. 


Charcot, (1825-1893) neurólogo francés interesado en el SN. Se basaba principalmente en los aspectos mentales y su objetivo era descubrir el trauma, es decir, lo que había llevado al paciente a refugiarse en su enfermedad mental. En el ámbito psicológico, lo que más interesa son sus estudios sobre la histeria. La histeria se definía como una afección derivada de la malformación del útero femenino y al parecer tenía un origen tanto psicológico como neurológico. Consiguió definir con precisión todos sus síntomas y distinguió entre el caso normal de histeria y la que denominó «crisis general de histeria» (actualmente conocida como esquizofrenia paranoide).
El método que utilizaba para el estudio de la histeria era la hipnosis. Se cuenta que sus métodos hipnóticos, alejados ampliamente de lo científico, eran más una falsa basada únicamente en la sugestión que un método factible implicado en la cura de una enfermedad real. Aún así, sin éstas primeras pruebas hubiese sido difícil alcanzar el conocimiento empírico que en nuestros días se tiene sobre lo psicológico. Fue precursor de la psicopatología. Freud fue uno de sus alumnos más conocidos. 





                                                                                                                                                                                           [CONTINUARÁ...]

martes, 2 de noviembre de 2010

MITOS Y PREJUICIOS MÁS COMUNES SOBRE LA PSICOLOGÍA

      -      "Los que van al psicólogo están locos"





Este prejuicio deriva de la ignorancia sobre la práctica terapéutica y su sentido; y del temor de ser socialmente “etiquetado” como loco. Surge en un medio social ignorante. Tiene la función de transmitir un saber a partir de los fenómenos más observables (la locura es la más evidente de las patologías desde la antigüedad, cuando cualquier enfermedad era tachada de locura) sobre la atribución de un rol social. A partir de la educación y la difusión de la Salud Mental, hay más información disponible sobre la función de un terapeuta del campo psicológico, aún así, en ciertos sectores sociales, especialmente en medios rurales y con poca población, este prejuicio perdura, ya que el temor al etiquetamiento aún se mantiene vigente. En cierto sentido, el radicalismo y la deformación de algunas corrientes en psicología ha contribuido a sostener en el tiempo esta distorsión, unido al tardío nacimiento de ésta y a su tardío nombramiento como ciencia.


-       "Yo puedo solo, no necesito ayuda de nadie"


Radica en la autosuficiencia. Según este prejuicio, asistir a terapia implica reconocer una debilidad personal o una incapacidad para enfrentar las exigencias de la vida. Responde a la idea cultural e irracional de que “la vida es una lucha”, que se desprende del precepto darwiniano de “la supervivencia del más fuerte, del más capaz”. Esto implica que aquellos que solicitan asistencia o ayuda de un profesional no son socialmente competitivos. También implica una negación de las propias necesidades y con ello, de las potencialidades de las personas. Dicho prejuicio resulta insostenible frente al hecho de que quienes han atravesado un proceso terapéutico se reconocen en sus capacidades y dificultades y obtienen una mayor satisfacción de su ambiente.


-      "¿Qué sabe ése de mí?"

Para ofrecer cualquier tipo de ayuda psicológica es necesario participar íntimamente en la experiencia personal, para desde allí ofrecer una respuesta o una posible solución al dilema. Es un prejuicio por el hecho de que un terapeuta indaga el modo en que la persona vive, observando los procesos que tienen lugar y todos aquellos detalles que pudieran ser relevantes, y no únicamente se basa en los hechos o contenidos propios de la experiencia subjetiva narrada por el paciente.


-      "¿Cómo va a ayudarme si nunca le pasó?"

Este es un típico error de interpretación ligado al punto anterior. Es común, por ejemplo, que los pacientes adictos pregunten a sus terapeutas si consumieron cocaína, y si no lo hicieron, qué autoridad tienen para opinar sobre algo que no conocen. Un terapeuta se pregunta ¿por qué esta persona necesita drogarse? Y no ¿cómo es estar drogado con tal sustancia? Se trabaja en el campo de la finalidad de la conducta, no en el de la sensación entendida como tal.

-      "Veinte años para terminar igual..."



Esta idea se vincula a ciertas prácticas terapéuticas de larga duración y habitualmente es anunciado por personas que no vivenciaron un proceso terapéutico. Denota cierto desprecio a modo de autoafirmación para evitar el reconocimiento de la propia ignorancia sobre la materia. En parte, han colaborado con este prejuicio algunas prácticas en las cuales la duración del proceso no está determinada. Lo primero que el terapeuta debe manifestar al sujeto es que la psicología ni es milagrosa ni cura todos los males de forma radical, sino que ayuda a controlar y a saber convivir con aquello que nos causa problema de una forma más placentera y para ello, se lleva tiempo, dependiendo de lo arraigado que esté el fenómeno en la vida cotidiana del sujeto y de lo positiva que sea la actitud del paciente hacía la terapia y también, por supuesto, de la profesionalidad y de los conocimientos que posea el terapeuta. 


-      "Es para gente con dinero..." 

Este prejuicio tiende a  desaparecer con la inclusión de distintos servicios de Salud  Mental en los  Hospitales públicos. Históricamente, se ha vinculado   la práctica 
de la Salud Mental al ejercicio privado y a un elevado costo. Probablemente esto se deba a la escasa difusión 
y promoción pública que hacen los servicios de salud acerca de la psicología en sus instituciones.


-      "El psicólogo está loco, no me puede ayudar" 

Hay varias vertientes que alimentan este prejuicio, pero me limitaré a   examinar una de ellas. Una creencia popular de tipo mágica consiste en el  proceso de permeabilidad según el  cual, si una  persona está durante  mucho tiempo en contacto con determinados fenómenos, éstos terminan por afectarla. Según este prejuicio, la mayoría de los pacientes de un terapeuta, son personas con psicosis que lo “contagiarán” más tarde o más temprano. Por otra parte, pareciera que el terapeuta no tiene más contactos en su 
vida que estos pacientes. Aquí no sólo se observa una gran ignorancia en relación con los procesos psicológicos y una vinculación con el primer punto expuesto, sino que además se muestra el temor que las personas desarrollan en relación con la locura, manifestando uno de los miedos básicos, que es el temor a la pérdida de la identidad.